Cuando comenzamos la carrera de Counseling y vamos recibiendo información acerca del Enfoque Centrado en la Persona, comprendemos que en primera instancia, el ECP se trata de un Marco Teorico desde el cual se puede abordar y ejercer la profesión de Counselor. Sabemos también que no es el único, que hay otros.
También, al explorar la Obra de Carl Rogers, nos encontramos con su teoría de la personalidad, así como también con propuesta de dispositivo terapéutico, con un modelo de intervenciones que le es propio.
Pero, de acuerdo a mi propia experiencia, cuando ya nos encontramos muy inmersos en la carrera, vamos percibiendo que el ECP se trata de una particular manera de ser y estar en el mundo, una verdadera “Filosofía de Vida”.
He utilizado a propósito esta expresión “Filosofía de Vida” en tanto quiero tejer un puente, trazar una línea de contacto entre el ECP, y el desarrollo de una serie de reflexiones de carácter filosófico desde el Siglo IV Ac. hasta el II Ac., movimiento que los historiadores han llamado Filosofía Helénica.
El Helenismo, coagula una serie de escuelas y desarrollos filosóficos en un momento y circunstancias históricas ciertamente amenazantes para el bienestar del pueblo griego. Por ello el centro de gravitación de la filosofía, pasó en aquel momento de ser “especulativa” a ser eminentemente práctica, reflexionando sobre las mejores maneras de vivir.
Si bien, estas Escuelas Filosóficas difieren en sus miradas y propuestas, poseían ese denominador común, buscaban la Felicidad de manera práctica. Trabajaron así alrededor de ciertos ideales, como la autarquía, la ataraxia, la apatía, conocidos como los ideales del Sabio Helénico, y que se pueden traducir como reflexiones, fórmulas, recomendaciones y ejercicios concretos, para conquistar la plenitud y el bienestar.
Pero lo que quiero destacar es que estos ideales, invitan a una práctica, están dirigidos a generar un hábito, es decir a transformar la conducta y fundamentalmente la percepción de la realidad. Es por ello que a estos desarrollos le valieron el nombre Filosofía de Vida, y también una Ética de vida. Ello, en tanto, el trabajo sobre el carácter en la filosofía antigua es abordado desde una dimensión ética.
Vale la pena aclarar en este punto, que el concepto de Felicidad no es el mismo para el sabio helénico que en de la actualidad. Sin entrar profundamente en semejante debate, acerca de lo que es la felicidad, lo cierto es que también se trata de un concepto socio-histórico, es decir ha sufrido transformaciones junto con el ser humano y sus cambiantes sentidos. Pero una línea simple que podemos trazar es que hoy la
felicidad se encuentra mucho más ligada al tener, y para el sabio helénico, la felicidad se encontraba mucho más ligada al Ser.
Es por esto que los nombrados ideales, implican ejercicios, prácticas sobre el ser, forjar ciertos hábitos, formas de pensar, percibir y sentirse a sí mismo (propiocepción, en relación al otro y en relación al mundo en el que vivimos).-
Aquí es donde quisiera unir los dos extremos que presentamos en esta reflexión: El Enfoque Centrado en la Persona propone un modelo actitudinal que no se puede adquirir de manera instantánea. Constituyen como en la Filosofía Práctica instancias de transformación (o autotransformación) de los pensamientos (nivel cognitivo) de las acciones (nivel de la conducta) y de las emociones (nivel psico-afectivo).
Hace muchos años, cuando cursaba la carrera, una compañera hizo una reflexión que me quedó grabada, por su simpleza y sabiduría: las tres actitudes no son cosas que se puedan comprar. Es decir son cualidades que se pueden desarrollar y necesitan del factor tiempo, así como también de una praxis, con el objeto de generar un hábito.
Ahora bien, la empatía, la aceptación positiva incondicional y la congruencia, pueden funcionar perfectamente como ideales o cualidades de una sabiduría o inteligencia que nos propone Rogers en su EPC. Estas cualidades, nos invitan al desafío en primer lugar de desarrollarlas en nosotros y para nosotros mismos. Como auto-empatía, auto-aceptación y congruencia interna. Luego podemos comenzar a ponerlas en juego en el mundo. Pero con toda claridad no son como trajes que puedo ponerme y sacarme al entrar al consultorio o abrir la sesión virtual. Deben permanecer con nosotros, constituirnos; forman parte inalienable e inseparable del nuestro self del Counselor.
Por último, las actitudes del ECP no tienen medida, ya que como hemos dicho, no son objetivables. No participan de los accidentes comunes de la materia, están vinculadas a una percepción subjetiva de quien las ejerce y quien las recibe. Por ello, tampoco hay una meta posible a establecer en relación a las actitudes. Las puedo ir desarrollando en un proceso que no tiene fin, siempre habrá nuevos aspectos de la empatía, nuevos aspectos de aceptación y nuevos aspectos de la congruencia que podré ir desarrollando.
En otras palabras, las actitudes del Enfoque Centrado en la Persona, constituyen una práctica, que se transformara en una manera de ser, sentir y actuar en el mundo, constituyéndose en definitiva como una “Filosofía de Vida” y como una Ética en sí misma.
